CUENTO DEL HM SHILCARS: “EL PEQUEÑO CHRISTIAN”
FELIZ 2014 EN ESTA EDAD DE ORO DEL AMOR
PRIMERA PARTE
Amigos,
hermanos, atlantes todos, buenas noches, soy Shilcars del planeta Agguniom.
Como siempre a vuestro servicio humildemente.
Y, previendo
que hoy va a ser prácticamente una exposición literal más bien afirmada en un
contexto fantasioso, ilusorio, como aquellas exposiciones que alrededor de la
lumbre vuestros antepasados celebraban en comunión, imaginando proezas y
hazañas muchas veces fantásticas y totalmente inventadas, pero que conseguían
con su narración entusiasmar y elevar el ánimo de los oyentes, hoy, por ser el
día que es, podríamos, con vuestro beneplácito, hacer una incursión en este
mundo de fábulas explicando un cuento.
Y, por qué
no, un hecho que también puede estar celebrándose ahora mismo. Por cuanto no
tiene otro sentido que llevar a vuestros corazones y a vuestro pensamiento, la
idea de la eternidad, del aquí y ahora.
Así pues, en
este contexto y con vuestro permiso, como digo, vamos a dejar de lado la tónica
general e introducirnos en este mundo de ilusión, como si fuésemos niños adultos,
y vamos o podremos relatar una realidad muy constatable por cierto en estos
tiempos que corren.
Aunque, en
realidad, la psicología de los elementos que intervienen forman parte de esta
majestuosa presentación cósmica, con unos ingredientes enraizados en una
composición o melodía cósmica. Es por eso que siendo como es hoy 7 de
diciembre, un 7 de diciembre que cabalísticamente podríamos equiparar a un 25
de diciembre, con toda la resonancia cósmica que dicho número y fecha puede
representar, podríamos empezar exponiendo nuestro relato, y confío en que a
todos nos parecerá interesante e instructivo.
El presente
relato consta de cuatro tiempos. Cuatro escenografías que como es natural en su
realidad podrían representarse instantáneamente. Porque se suceden las cuatro
en un mismo instante.
Claro que en
este nivel tridimensional es necesario darlas por separado para que la mente
pueda coordinar y discernir cada planteamiento. Porque simultáneamente aún no
es posible para unas mentes como las vuestras, que necesitan del espacio tiempo
para coordinar adecuadamente.
(Primer Tiempo/Mundo I)
Así, en el
primer acto que se formaliza justamente 7 minutos antes de la venida del rayo
sincronizador, se representa un escenario en el que aparecen unos personajes.
Se trata de
un hombre y una mujer. Localizados en una habitación de hotel en la que
furtivamente se han reunido para el amor. Para disfrutar de mutua compañía una
vez más, como lo han venido haciendo en los últimos años.
En esa
habitación se hallan, pues, Magda, una chica soltera, enamorada de su superior,
jefe de la empresa en la que ambos trabajan, y que a escondidas de una relación
matrimonial por parte del caballero, en este caso Joseph, estudian ambos la
geografía anatómica y sus relaciones amorosas, con mucho respeto, con mucho
amor. Y siempre confiando en que la llama del amor no se extinga.
Pero hoy va a
suceder algo muy especial y que va a marcar definitivamente sus vidas y la
relación de dicha pareja.
Acto seguido,
Joseph llama por teléfono a su esposa diciéndole que se encuentra retenido en
un aeropuerto de otra ciudad muy distante de la que está llamando.
Problemas
atmosféricos, le cuenta, le impiden estar esa noche con ella, y con su hijo de
pocos meses de edad, su pequeño Christian. Tan pronto se resuelvan las
circunstancias que le retienen en el aeropuerto, emprenderá viaje a casa. Y así
termina esa primera exploración.
El caso es
que esta vez Joseph está decidido plenamente a terminar con la relación
extraconyugal. Y lo tiene ahora muy claro. Entiende que ama verdaderamente a su
esposa, y que la misma no se merece esa gran mentira. Escenificada solamente
por el puro deseo, y en la creencia de que su relación extramatrimonial se debe
al amor. Eso mismo se lo contará a Magda.
Magda es una
mujer que en realidad no ama verdaderamente a Joseph, y sí fascinada, y más aún
después del nacimiento del hijo de este, Christian, que no sabe el porqué ha
alterado tanto su psicología que hasta se siente mucho más ligada al pequeño.
Y está
luchando desesperadamente por mantener la relación. Incluso es capaz de cortar
la que une a Joseph con su esposa Mary, con tal de unir su vida con un hijo que
no es su hijo, pero que lo siente como si fuese ella misma quien le hubiese
dado vida.
Joseph le
cuenta la situación, y ella se desmorona. No entiende el porqué. Después de
tantas promesas e ilusiones, el espacio que ha creado para ella misma se
desvanece.
Pero Joseph
le está hablando de corazón. Porque Joseph en este momento ha comprendido
verdaderamente el lazo que le une con su mujer, con su esposa, y con su bendito
hijo Christian.
En ese
momento de comprensión, que tal vez se haya debido a una última asignatura
pendiente, Joseph se ve sorprendido verdaderamente…
Hace entrada
el rayo sincronizador, iluminando toda la estancia con un potente estruendo.
Una gran luminosidad que consigue desintegrar plenamente a las dos criaturas
que en ese momento están hablando, y reconociéndose en un aspecto y otro de su
gran realidad.
(Segundo Tiempo/Mundo II)
En este
momento aparece un nuevo cuadro u escenario. No hace falta decir que en un
mundo paralelo al anterior, y que al mismo tiempo se ha ido registrando
simultáneamente con el primero.
Ahí aparece
como escenario un restaurante. En dicho lugar, sentadas una enfrente de otra,
en una mesa en la que están tomando café, se hallan Magda y Mary.
A ambas les
une una gran amistad. Desde pequeñas han vivido juntas y disfrutado de mutua
compañía, una compañía de amistad muy pura. Hasta que llegado un momento sus
vidas se dividieron.
Por una
parte, Mary se casó con Joseph, y Magda continuó sola buscando nunca supo qué.
Aunque ahora lo tenía muy claro, clarísimo. Amaba profundamente a Mary.
Y así le
habló a Mary. Le comunicó el gran amor que sentía por ella, que era más que
amistad. Y le propuso al mismo tiempo unirse las dos en pareja, vivir juntas. Y
todo ello porque Magda entendía que había un componente común que las podía
unir, que era el pequeño Christian.
Así que Magda
se expresaba de esta forma y le pedía que obviara la presencia de Joseph. Que
ellas dos podrían llevar adelante el hijo. Que dos mujeres serían dos madres
perfectas para educarlo y que, como el cariño de las madres, no hay ningún otro
cariño que pueda compararse.
Mary, mujer
centrada, a pesar de querer muchísimo a su amiga de la infancia, no podía
aceptar tal proposición. Si bien podía entender sus circunstancias y por eso la
disculpaba.
No es que
Mary viese mal una unión de este tipo, cuando dos seres humanos se quieren y se
aman, pero últimamente, y muy especialmente después del nacimiento de su hijo
Christian, algo importante había pasado en su vida que la unía mucho más a esa
tríada entre Joseph, Mary y Christian.
Por un
instante comprendió lo sagrado de ese triángulo de amor. Lo entendió
profundamente, y le dijo: “No, lo siento”.
De pronto,
una luz procedente del exterior, un gran rayo de luz, iluminó el local y todo
desapareció. Los personajes se esfumaron.
(Tercer Tiempo/Mundo III)
En el tercer
acto aparece una escena que podríamos considerar de dantesca. Dolorosa
especialmente para sus protagonistas. En este caso, tenemos a Magda enferma.
Muy enferma en la cama, agonizando. Siendo acompañada por unos padres amorosos,
resignados a la pérdida de su querida hija.
Sus padres,
Joseph y Mary, están observando la agonía de su hija Magda.
Aquella niña
que desde muy joven quiso conocer mundo. Porque el que le habían preparado sus
padres le resultaba pequeño. Insuficiente ante las ansias de vivir en libertad,
y por conocer otros pueblos y ciudades.
Y en su
deambular, algunas veces erró y otras aprendió profundamente.
Aunque un
día, un día de locura de amor, llegó a producirse algo maravilloso, y que en
estos momentos estaba durmiendo plácidamente en la otra habitación, junto a la
que ella estaba agonizando. De esa locura de amor tuvo un hijo, Christian, un
niño hermoso donde los haya.
Y en su lecho
de muerte pensó que había valido la pena conocer el mundo y pasar tanta fatiga,
tanto sacrificio, y de que en sus momentos finales comprendiese perfectamente
el sino de su vida: que no era otro que tener a su hijo Christian. Por lo tanto
podía morir en paz.
A su hijo
nada le iba a faltar por cuanto tenía a sus queridos abuelos, que podrían
ocuparse perfectamente de su educación y crecimiento.
Y por eso, en
ese momento de comprensión, cual chispazo de consciencia pura, algo pasó
también en esa habitación que se iluminó completamente, y de tal fuerza fue su
vibración, que los personajes se desvanecieron, quedando todo a oscuras, en la
nada.
(Cuarto Tiempo/Mundo IV)
Y ahí aparece
el cuarto acto. Que en parte lo dejaremos inconcluso para que todos vosotros
podáis añadirle aquello que más convenga a vuestro concepto o idea.
Pero
básicamente se presenta ahí un espacio, un mundo paralelo de mucha más
vibración. Un mundo luminoso en el que habitan miles de seres, miles de
atlantes, millones. Infinito su número.
Allí todos
están viviendo en armonía, en equilibrio. Por aquí y por allá grupos hablando,
debatiendo, organizando incursiones en otros mundos. Porque claro está, estamos
hablando de un mundo renovado, un mundo superior. Diferente a los otros tres
anteriores de menor vibración.
Este mundo
actual en el que estamos ahora es un mundo en el que las mentes atlantes poseen
el don de la clarividencia, es un mundo en donde todos conocen y reconocen
perfectamente su capacidad. Y se reconocen en infinitas vidas simultáneas.
Ahora están
todas sus réplicas unidas, como si desde ese punto empezara una nueva
proyección cósmica, o en este caso debiera empezar una nueva aventura cósmica.
Todos
contentos y felices porque han llegado de unos mundos en los que la oscuridad
era patente y evidente. Y al final, liberados de dichas limitaciones, aparecen con unas mentes
realmente prodigiosas.
Y en uno de
estos grupos se hallan presentes los personajes que antes hemos citado. En
primer término, el pequeño Christian. Un ser muy especial, de una gran vibración,
poderosa, terriblemente poderosa, y que se acerca a Mary, a Joseph y a Magda, y
les dice:
“Muy bien, lo
habéis hecho muy bien. Ha sido una gran prueba. Podemos estar satisfechos.
Os propongo
una nueva aventura, pero esta vez de otro nivel. Tal vez más conscientes pero
no dejará de ser una aventura.
Para ello voy
a necesitar, o vamos a necesitar, 12 voluntarios más…”.
Y aquí se
acaba el cuento, de momento claro está.
Amigos,
pensad, fluid…
Sed muy
felices porque en realidad el pequeño Christian está ofreciendo a sus
colaboradores, a sus hermanos menores, la posibilidad de una incursión en una
época que podríamos situar muy bien en un 25 de diciembre.
º º º
De la monografía: "Los cuentos de Tseyor", pag. 25
º º º
Feliz Año 2014 para todos, en la Edad de la fraternidad, de la Luz, de las Sociedades Armónicas.
Con amor,
Tseyor en Perú