martes, 28 de octubre de 2014

FALTA EQUILIBRIO Y AUTOOBSERVACIÓN CON BONDAD - COM. 286 DEL HM SHILCARS

MENSAJES DESDE LAS ESTRELLAS 
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Amados hermanos, compartimos un hermoso comunicado del aquí y ahora de nuestro HM Shilcars, como si fuera de hoy, el Nº 286 del 27 de noviembre del 2009, se encuentra en nuestra Web: tseyor..org 

Con amor, 
Delegación de Tseyor en Perú

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286. FALTA EQUILIBRIO Y AUTOOBSERVACIÓN CON BONDAD

“La bondad de nuestros actos, el sentimiento de pacificación que anide en nuestros corazones, propiciará una verdadera autoobservación, y ella nos traerá claridad de ideas, transparencia, y al mismo tiempo podremos transmitir a los demás buenas dosis de equilibrio.”

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“Así, ciertamente, vemos el desequilibrio en los demás y no vemos el nuestro en nuestro propio interior, en nuestras propias acciones y reacciones.
Este es un error que habremos de enmendar, por cuanto si vemos el desequilibrio en nuestros hermanos, y no vemos el propio, quiere decir que realmente no nos hemos hermanado.

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1  Shilcars: Amigos, hermanos, atlantes todos, en vuestra compañía Shilcars, del planeta Agguniom. Un planeta, por cierto, que últimamente viene siendo, entre comillas, “visitado” por muchos de vosotros, pidiendo información, aclaración, cuestionando preguntas y temas que a la sazón os están superando por momentos. Y nosotros, como es natural, intentamos encauzar todas esas inquietudes hacia nuestro propio grupo, aquí en la 3D, en vuestro planeta Tierra, concretamente en Tseyor.

Dudas son muchas las que planteáis, incógnitas sobre vuestro futuro inmediato. Y a todo ello os explicamos que suele ser tan solo una ilusión, un pequeño paréntesis dentro de la generalidad de un cosmos rebosante aún de energía y que, como es natural, está en vías de pasar a una nueva estación, mucho más brillante y efectiva.

Todo eso que os contamos en Agguniom, sirve para tranquilizar vuestra inquietud. Aunque también es verdad que el estado de zozobra en que vivís aquí, en esta 3D, os priva ya mucho de obtener la debida claridad y enfocar vuestra vida y objetivos hacia la consecución del Onceavo Pliego.

En realidad, toda la problemática se genera aquí, en esta dimensión tan burda, oscurantista. Múltiples facetas hacen que vuestro pensamiento zozobre y se confunda, dispersándose además. En este punto, aunque vuestras expectativas e intenciones sean buenas y loables, y busquen siempre la realidad y la verdad de vuestro diario acontecer, y en un proceso en el que habéis avanzado ya mucho, aunque no lo suficiente como para la independencia de vuestras personas en total libertad, es decir, en pleno libre albedrío, aún y todo eso, vuestras personas viven con frenesí un estado inquietante.

Quiero deciros, amigos, hermanos, que todo es un teatro, que todo es una escenificación, aunque muy real, y por ello bastante creíble para muchos de vosotros. Sin embargo, no es porque sí tal situación, lo es para que vuestras personas formulen definitivamente un cambio, a través de un criterio personal y en libertad.

Este criterio debe anidar en vosotros de forma palpable, consciente, no inconsciente como lo es hasta ahora. Porque aunque inconscientemente recibáis información fidedigna de vuestras inquietudes más cercanas, es verdad que a nivel consciente no se procura una clarificación de ideas y pensamientos como sería de desear.

Evidentemente aquí, en esta situación, en estos vuestros pensamientos, falta el equilibrio. Ese buscado equilibrio que no sabemos hallarlo, o nos es muy difícil encontrarlo, en nosotros mismos. A pesar de que nos damos cuenta en los espejos de nuestros hermanos, que en ellos mismos anida el desequilibrio.

Así, ciertamente, vemos el desequilibrio en los demás y no vemos el nuestro en nuestro propio interior, en nuestras propias acciones y reacciones.
Este es un error que habremos de enmendar, por cuanto si vemos el desequilibrio en nuestros hermanos, y no vemos el propio, quiere decir que realmente no nos hemos hermanado.

Porque cuando el hermanamiento es puro, la bondad de nuestros actos es ciertamente efectiva, y nuestro pensamiento se guía por la intuición y la creatividad, sin ningún tipo de interés, el espejo que nos proporciona nuestro hermano nos sirve para transmutar y hallar al mismo tiempo nuestro equilibrio, incluso observando el desequilibrio de los demás.

Pero, si no actuamos con bondad que esto quiere decir con plena autoobservación -porque evidentemente la autoobservación sin bondad no se halla- entonces realmente nuestra mente no sabe reaccionar.

La bondad de nuestros actos, el sentimiento de pacificación que anide en nuestros corazones, propiciará una verdadera autoobservación, y ella nos traerá claridad de ideas, transparencia, y al mismo tiempo podremos transmitir a los demás buenas dosis de equilibrio. Así se hace la hermandad, así se generan corazones nobles, auténticos. Corazones nobles y auténticos, como auténticos y nobles maestros podéis llegar a ser.

Amigos, hermanos, estos momentos por los que pasáis, y estas preocupaciones que rondan por vuestras mentes, las cuales os llevan a la dispersión, a la desconfianza, incluso al destierro, propio de mentes que no se conforman con la humildad de pertenecer a un grupo heterogéneo, pero homogéneo en algún sentido espiritual y puramente participativo, todo ese movimiento arrollador del cual disponéis a raudales para iniciar cualquier otra actividad tridimensional, en la parte espiritual, fallará de todas, todas.

Y os encontraréis aislados, os encontraréis solos, porque os faltará la mano amiga. Esa mano tendida hacia vosotros para recuperaros, para conseguir reintegraros en un proyecto de gran calado.

Si no sois capaces, ahora que aún estáis a tiempo, si no sois capaces, ahora que aún vuestra mente está despejada, que aún podéis coordinar de forma auténticamente libre, aún estáis a tiempo, claro está, para hermanaros y para enfocar un proyecto común.

Si seguís con el mismo patrocinio del ego, que sea él quien marque vuestras vidas, que sea él quien os dicte lo que tenéis que hacer, y por ego me refiero a vuestro pensamiento 3D, olvidando ese pensamiento trascendental restableciendo, claro está, el debido equilibrio entre ambos, si no conseguís ese aspecto, ya pronto tendréis que abandonar.

Si no sois capaces de uniros en el amor, auténticamente, dejando atrás pesares, angustias, recelos, desconfianzas, etc., etc.; si no sois capaces de abriros a un nuevo espacio, pronto tendréis que abandonar.

Y abandonar será reintegraros en la rueda de este samsara[1] eterno, continuo, decadente por naturaleza. Y el torbellino de la involución os arrollará y os volverá polvo.

Si sois capaces, por el contrario, a pesar de todas las dificultades, de abrir vuestra mente lo suficiente para daros cuenta de lo que tenéis entre manos, que es mucho, podréis salir airosos de esa prueba. Una prueba que se ha fijado expresamente para vuestro desarrollo.

La verdad es que os confiáis demasiado, en el sentido de que sean los demás quienes trabajen en vuestro proyecto espiritual, os confiáis en el pastor, que cuide de su rebaño, y ¡cuán equivocados estáis! Nadie debe considerarse perteneciente a un rebaño, todos somos, en todo caso, pastores.

Aunque esos pastores, lógicamente, van a necesitar de una organización: una pequeña guía para el deambular, para organizarse en grupúsculos dentro de este planeta Tierra. Creando pequeños pueblos, o grandes pueblos, donde practicar los nuevos paradigmas de una sociedad que ya está funcionando en mundos réplicas al vuestro.

Si sois capaces de daros cuenta de todo eso, amigos, hermanos, habréis vencido.

Todo lo demás, todo lo que no sea abrir vuestro “tercer ojo”, con la suficiente autoobservación y bondad en vuestros actos, lo que os llevará a la hermandad, es secundario.

Si no sois capaces de ello, amigos, hermanos, cerrad vuestro teatro, daros cuenta de vuestras fantasías, recapacitad en vuestras limitaciones.

El tiempo pasa, ya queda poco tiempo para ese resurgir, ¡no sé a qué esperáis!
Amigos, hermanos, espero vuestras preguntas sobre el tema. Tal vez así, en un diálogo abierto y sincero, podamos hallar entre todos el camino en apariencia perdido.

º º º º º º º


[1] En el hinduismo, la rueda de reencarnaciones y muertes que mantienen al individuo apegado a la materia, sin poder liberarse. 

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