MENSAJES DESDE LAS ESTRELLAS
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Amados hermanos, mucho gusto de saludarles.
Compartimos con mucho cariño, el comunicado 1048 del H.M. Shilcars, del 10 de
abril de 2020, titulado: Aprendiendo
De La Experiencia, de
la monografía del Grupo Tseyor: En Tiempos de Contingencia,
que recopila los comunicados dados por nuestros amados hermanos mayores,
durante la etapa de confinamiento a raíz de la pandemia de Covid-19.
Enlace de la monografía: http://tseyor.org/biblioteca/libros/en-tiempos-de-contingencia.html?cat=Listado%20(A-Z)*
Con amor,
Casa Tseyor en Perú
* * * * * * *
5) EN TIEMPOS DE CONTINGENCIA
1048. APRENDIENDO DE LA EXPERIENCIA
FÁBULA DEL TIGRE Y LA SERPIENTE
Queridos
amigos, amigas, soy Shilcars de Agguniom.
Otra
vez con vosotros, compartiendo estos interesantes temas que a todos nos sirven
para nuestro propio posicionamiento psicológico, aprendiendo de la experiencia.
Es importante ello, aprender de la experiencia.
Sin
embargo, cuando uno es novel, por su propia juventud tal vez, le faltará
experiencia, y entonces ha de aprender a adquirirla. Adquirir experiencia y
muchas veces con riesgo de error, de fracaso. No obstante, es necesario, es
necesario totalmente arriesgarse para adquirir experiencia, porque sin ella
verdaderamente nuestra mente nunca será capaz de enfrentarse y afrontar
determinados trabajos o acciones, por miedo, por sentirse insuficiente o
incapaz de abordarlos.
Enfrentarse
a la temática vivencial es necesario, como también es necesario reconocer esas
zonas de confort que nos privan muchas veces de la debida experimentación.
Creyendo que tal vez aprenderemos de los demás, eso es, cómodamente sentados en
nuestra poltrona y dejaremos que sean los otros quienes experimenten y ya nos
explicarán, ya nos harán saber sus conocimientos.
Y
así habremos dado dos puntadas en nuestro particular tejido, o dos pasadas en
nuestro peculiar telar, de una vez. Por un lado, habremos estado cómodamente
sentados en nuestra poltrona, y por otro, que nos trabajen y nos faciliten la
información adecuada.
Verdaderamente
este es el gran error que tiene la humanidad; el hombre y la mujer de la actual
generación, dejan ambos al libre albedrío de los demás que piensen mayormente
por ellos.
“Pensar
ellos es lo mejor para uno mismo.” “Que piensen ellos, nosotros ya veremos
luego qué hacer.” “Que trabajen ellos, luego nosotros recogeremos la cosecha.”
Y este no es el plan por el que el hombre y la mujer están aquí, únicamente
viviendo y aprovechándose de los demás, por un cómodo status.
Ahí,
verdaderamente, se observa la presencia egoica de un elemento que únicamente es
propietario de este mundo, es el que manda en este mundo, y se cree
verdaderamente que por ser inteligente, más inteligente se cree que los demás,
puede de los demás vivir a costa de ellos. A costa del sacrificio y el esfuerzo
de los demás.
Luego
también piensa el ego, obviamente, que si los demás no protestan, no dicen
nada, se callan, querrá decir que están contentos y ya están bien como están, y aceptan el yugo pertinente.
¡Fantástico!,
se plantea el ego, ¡qué más puedo desear!, y así nos van las cosas, y así
funcionan las cosas en este mundo 3D. Por demasiada confianza, por
inexperiencia también. Una inexperiencia que no podemos decir otra cosa que es
inexperiencia precisamente voluntariosa, porque ya nos está bien.
Todo
funciona regularmente, el sol sale cada día y se pone, más o menos, por el
mismo sitio, cada día que pasa. Llega la primavera, el verano, el otoño y el
invierno, y así un día y otro. Los árboles dan sus frutos, la tierra promete
muchísimo, y lo ofrece todo, las fuentes son saludables, y nos dan de beber, la
tierra nos da de comer, y todo lo demás pues funciona, como tiene que
funcionar, sin esfuerzo.
¿Para
qué vamos a adquirir experiencia? Si otros van a pensar por mí o por nosotros,
para qué vamos a esforzarnos, si todo nos lo entrega la naturaleza
gratuitamente… Y este es el pensamiento del cómodo, precisamente, ignorando que
esta comodidad no es nunca suficiente. El ego, obviamente, querrá más y más.
Cierto
que estará una temporada disfrutando de sus primeros juguetes, alcanzados con
esa desidia propia de él mismo, pero pronto se cansará y querrá más, y más y
más, y nunca estará satisfecho.
¿Sabéis
por qué no estará nunca satisfecho el ego? Porque realmente lo que adquiere no
es para estar satisfecho ni feliz. Lo que ansía poseer para ser feliz es
precisamente lo que le causa mayor infelicidad. Jamás la encontrará, la
felicidad, y por eso siempre querrá más y más. Y obligará a los demás a que le
procuren esa falta de felicidad, creyendo erróneamente que abusando de esa masa
silenciosa obtendrá el privilegio y la sensación de bienestar y tranquilidad.
Y
verdaderamente, no es así. Creo que lo entendéis perfectamente, la búsqueda de
la felicidad no se busca, se halla sin buscar, mediante una actuación propia
equilibrada y mediante la oportuna autoobservación.
Claro
que el individuo, cuando oye este significado, cuando se le explica y es
neófito en el tema, como le falta experiencia, entrará la duda en él, porque
para obtenerla habrá de pasar un tiempo y habrá de, precisamente también,
obtener algún fracaso. Pero si es novel, como he indicado, ¿qué le vamos a
hacer?
Entonces,
ante este planteamiento el ignorante, por su juventud tal vez, se fijará en su
entorno, y hará lo mismo, se mimetizará con su sociedad, con los más cercanos,
familia, amigos, y entre ellos aprenderá a saber escoger, y se lanzará un día,
tarde o temprano, a la búsqueda de esos ideales de felicidad, y puede que los
encuentre como puede que no, todo dependerá de la base con la que se haya
preparado previamente.
Dependerá
también de las fuentes donde haya bebido, educado, de los lugares en donde le
hayan enseñado a aprender, y no a saber, que es algo distinto. Y si le han
enseñado a aprender por sí mismo, es muy probable que, a pesar de su inocencia,
de su ignorancia, pueda hacer frente a las dificultades, sortearlas y salir
victorioso. Y si no, si fracasa, también le va a procurar dicho fracaso, una
gran experiencia y así continuar adelante en su trabajo y en su accionar.
FÁBULA DEL TIGRE Y LA SERPIENTE
Los
animales, por su irracionalidad, lo tienen distinto, sin embargo, a veces puede
que su prudencia les haga parecer sabios y puede que lo sean en un determinado
nivel instintivo.
Pongamos
por caso la serpiente pitón, tranquila, apacible, descansando, tomando el sol
en la sabana, en un frondoso bosque tal vez.
Y
ahí que llega el hermoso tigre, hambriento, buscando algo con que saciar su
apetito, y de pronto se encuentra ante sí a la serpiente, a esa inmensa pitón,
pacífica, tranquila, pero observadora del medio y de lo que le rodea, muy
despierta precisamente, y se apercibe de que existe una posible víctima a su
alrededor, pero calla, se mantiene silenciosa, aunque observante.
El
tigre se confía, no se había encontrado nunca un animal tan pacífico, y al
parecer tan apetitoso, o posiblemente no recuerda algo tan fantástico que
llevarse a la boca, y empieza a rodear a la serpiente pitón que, inteligente y
sabiamente vigila el ataque y se deja querer, por así decirlo, eso es, deja que
nuestro magnífico tigre se confíe.
Ahí
este animal es evidente que se está confiando demasiado, tal vez porque no ha
pasado por esa experiencia, aunque en sus genes puede que sí tenga cierta
experiencia, y sepa que puede que exista el peligro en esta situación o
confrontación. Pero el hambre es mucha, y su confianza también lo es, y se
atreve a acercarse mucho más a esa temible pitón.
La
pitón se deja querer, como he indicado, y el tigre se confía más y más, hasta
centrarse en la misma parte donde la serpiente es más abultada, y da el primer
bocado, hinca sus afilados colmillos para empezar a saborear tan apetitoso
alimento. Y es entonces cuando nuestra pitón empieza a moverse, sigilosamente,
tranquilamente y, casi sin darse cuenta, el tigre se encuentra en medio de un
lazo que le aprisiona.
Pero
la boca de la serpiente está muy lejos, y él está en el centro de la misma, por
tanto, piensa que poco podrá hacer ella. Y la continúa mordiendo. Y nuestra
serpiente cada vez apretando más y más el lazo. Primero en la cabeza de nuestro
tigre, en el estómago, en las patas, y le hace completamente un nudo. Un nudo
tal, que priva al pobre animal de morder nuevamente. Incluso en la medida en
que el tigre va respirando, nuestra pitón va apretando cada vez más el nudo y
termina por dejar a nuestro pobre felino sin respiración.
Es
entonces cuando la naturaleza actúa, actúa en pos de[1]
los confiados, actúa en pos de la inexperiencia, a favor de los expertos, y en
contra de la inexperiencia, o no.
En
ese momento llega un gran elefante, y dándose cuenta del peligro con que se
encuentra nuestro querido tigre, aprisiona con una de sus grandes patas la cola
de la serpiente, la cual por dolor deja de apretar y de continuar dejando sin
respiración a nuestro amado tigre, soltándole definitivamente. Así acaba la
historia.
Pero
no siempre es así, como podréis comprender, no siempre tenemos a nuestro
elefante, gran elefante, poderoso elefante, para ayudarnos a solucionar nuestra
inexperiencia, cuando la misma nos ha colocado en una situación difícil.
Claro,
es importante saber que tenemos ayuda, pero tampoco habremos de confiarnos al
extremo de que sean los demás que nos ayuden. También habremos de poner de nuestra
parte. Aquí en Tseyor hemos de poner de nuestra parte, y tenemos capacidad para
ello.
¿Hemos
de esperar a que nos preparen la comida? ¿Por qué? Si podemos tener capacidad
para fabricarnos nuestra propia comida, elaborarla, a través de una buena agricultura.
Tenemos
capacidad de fabricar nuestras viviendas, ¿para qué vamos a hipotecarnos de por
vida para que nos faciliten una pequeña celda donde cohabitar?
Tenemos
experiencia, tenemos conocimiento, trasladémoslo a los demás, seamos
autosuficientes, en una palabra. ¿Qué problema hay? ¿Por qué no lo hacemos?
¿Por qué no vemos qué posibilidades tenemos para mejorarnos a nosotros mismos,
mejorando nuestro entorno?
Seamos
nosotros mismos nuestros propios salvadores, quienes podamos ayudarnos a nosotros
mismos, y más aún, dando el ejemplo a los demás.
¿Hemos
de ir por las calles anunciando nuestro producto? No, en absoluto, en Tseyor no
se aplica el proselitismo, de ninguna manera. Se practica el ejemplo, y el
ejemplo, el buen ejemplo también, y digo también, se contagia, y es bueno que
se contagie. Pero nunca direccionalmente, nunca para conseguir más y más
adeptos, eso sería absurdo.
El
hombre y la mujer son suficientemente inteligentes como para entender realmente
lo que les interesa, y van hacia donde les interesa. Y si están en sintonía,
porque son afines a la misma, enseguida captan la frecuencia y, por arte de
magia, se unen.
Se
unen en una composición común, se reencuentran y se suman a esa lista que
pronto será una larga lista de tseyorianos y tseyorianas con un objetivo común,
que es la libertad de acción, que son autosuficientes, que no van a necesitar,
o van a necesitar muy poco, determinadas cuestiones que hasta ahora parece que
puedan ser imprescindibles para vivir.
Y
cuando todo ello se haya comprendido, cuando estos tseyorianos y tseyorianas
tengan plena confianza en el funcionamiento de su trabajo interior, se
aplicarán a él y obtendrán los frutos de dicho trabajo.
Para
llegar a este punto, será necesario preparación, mucha preparación, y estar en
un continuo convencimiento de que esto es como una selva que, aunque todo pueda
parecer pacífico, existe un elemento que puede llevarnos al desespero y al
fracaso.
Sí,
porque habréis de tener en cuenta, además, que mientras vuestras personas se
muestren seguras, el ego se mantendrá a la expectativa, y en el momento en que
flaqueéis, el ego será capaz de torceros realmente de vuestro camino y os hará
seguir el suyo propio.
Mientras
seáis fuertes, mientras estéis convencidos de vuestra propia capacidad, y
vuestro accionar lo sea libre, puro y en equilibrio, el ego, aunque latente
siempre, os dejará, os dejará además que funcionéis. Esperando obviamente y
lógicamente también vuestro fracaso. Porque vuestro fracaso será evidentemente
su éxito.
Esto
es verdaderamente una selva, pero vosotros no sois depredadores, sois elementos
humanos que tenéis derecho a vivir en ella, en esa selva, que puede ser una
selva virgen, con toda clase de alimentos, con una naturaleza apropiada a
vuestras capacidades y a vuestra mentalidad. Que, por cierto, si vuestra
mentalidad está acorde al funcionamiento y al compás del universo, la
naturaleza os lo dará todo.
Pero
os lo dará todo no para que os sentéis en vuestra poltrona, viéndolas venir,
sino que os lo dará todo para que a partir de ahí podáis dar el salto y
enfrentaros al reto de vuestro trabajo divulgativo. Obviamente también, en
espera del rayo sincronizador.
Amados
hermanos, os mando mi bendición.
Amor,
Shilcars.
° ° ° ° ° ° °
[1] “En pos de” es una locución preposicional que
significa “en seguimiento de”, “en busca de”, y no “en favor de”, como a veces
se emplea equivocadamente.
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