martes, 24 de diciembre de 2013

CUENTO DE NAVIDAD DE HM SHILCARS: “EL DESCUBRIMIENTO DEL FUEGO”

CUENTO DE NAVIDAD DE HM SHILCARS: 

“EL DESCUBRIMIENTO DEL FUEGO”



Permitidme un breve instante, acercándose la Navidad, ese periodo tan hermoso de hermandad. Cuando las energías del cosmos se inclinan humildemente hacia el ser humano para rendirle homenaje.

En esos días ya próximos, permitidme pues que os cuente un pequeño cuento, como a los niños. Porque en el fondo, niños somos todos en esa bondad del corazón, en esa unión.

Érase una vez un hombre, el hombre hace millones de años, deambulando por el planeta Tierra, su planeta por propia decisión. Allí estaba buscando algo que le hiciese reflexionar sobre la trascendencia de su vida.

El hombre, en aquella época, buscaba muy afanosamente la razón de su existencia, pero el medio le era hostil. Se confundía muy mucho con los demás animales.

Era un buscador infatigable pero en el fondo, a diferencia de los demás animales, le brillaba una luz. La luz de su consciencia, la luz de su libre albedrío.

Y entonces, viendo eso, el cosmos comprendió que era ya el momento de abrirle a una nueva perspectiva para que continuara enfilando positivamente la ascensión por esa imaginaria escalera de caracol. Y le dio la posibilidad de descubrir el fuego.

El hombre se dio cuenta, se apercibió, de que el fuego era su aliado más que su enemigo, y lo descubrió “casualmente”, entre comillas, y se dio cuenta de las grandes posibilidades de adherirse y hacerse suyo ese elemento de la naturaleza. Y al fin lo descubrió con sus propias manos y cerebro. Y desde entonces el hombre ha ido evolucionando, como todos sabéis, en este planeta Tierra.

En un principio el fuego le era rebelde. Debía cuidarlo, vigilarlo, conservarlo para que no se apagase y, cuando estaba a punto de hacerlo, siempre “caía” una rama que mantenía viva la llama; y la de su espiritualidad. En este caso su protección.

Así fue transcurriendo el tiempo. El hombre, con el fuego, dio un gran salto cuántico. Pero siempre alerta, cuidadoso por mantenerlo siempre encendido. Y alguna vez se apagaba, lo perdía, y debía buscarlo a través de largos periodos de tiempo. En busca de la oportunidad de un nuevo fuego conque calentarse y continuar su carrera evolutiva.

Finalmente, ese hombre conquistó definitivamente el fuego. Conquistó también muchos hitos importantes que le han llevado hasta ahora, hasta estos momentos. El hombre, pues, ha conquistado un gran puesto en la cosmología.

El hombre actual es un ser muy avanzado en todos los aspectos, pero sigue obstinado aún en la búsqueda de ese algo más, de eso que le hace vibrar, y continuamente está a la búsqueda y al acecho para preservar su vida y, lo que es más importante: se pregunta constantemente qué hay más allá de ese espacio físico.

Y en prueba de su obstinación y de su búsqueda infatigable, ha logrado creer en la hermandad. En saber las mieles de lo que es la unidad dentro de la diversidad.

Ese hombre ha creado sociedades, ha creado un mundo nuevo pero busca aún ese fuego, pero ya el fuego interior, espiritual.

Y el cosmos lo ha oído. En este caso concreto, en nosotros ha entregado una especie de fuego interno que a solicitud nuestra lo ha depositado en nuestra mente.

Y lo ha hecho de la forma más humilde que se podía hacer, que es a través de una sencilla piedra que se ha extrapolado en el mundo físico, replicándose, y lo seguirá haciendo indefinidamente e infinitamente.

Esa piedra es el fuego que el hombre ha descubierto. Y lo ha descubierto él mismo porque el cosmos ha querido que así sea. Pero al hombre le queda ahora mantenerlo. Mantener ese fuego, espiritual y físico a la vez, y procurar que no se pierda, que no se apague.

Para ello va a necesitar, en este caso estando en un escalón superior de consciencia en esa simbólica escalera de caracol, va a necesitar, mucha paciencia. Y sobre todo deberá aplicarse en la auto-observación. Porque si cae en la ignorancia nuevamente, en el interés, ese fuego se apagará, y deberá andar para buscar otro fuego, otra piedra, para volver a encenderlo.

Así que, amigos, hermanos, la historia del hombre puede resumirse así tan brevemente en ese cuento de Navidad.

El hombre actual no se distingue mucho del hombre de hace millones de años, porque en el fondo es ese ser divino que forma parte de ese Todo.


º º º

De la monografía: "Los cuentos de Tseyor", pag. 20


de nuestra Biblioteca: www.tseyor.com

º º º


Feliz Navidad para todos, felices fiestas...

Con amor,
Tseyor en Perú



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