MENSAJES DESDE LAS ESTRELLAS
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Hola amados Hermanos:
Comparto con cariño transcripciones de
la Monografía “LA
NADA. LA EXPERIENCIA DE LO INMANIFESTADO”, que podemos hallar en nuestra
Biblioteca www.tseyor.com
El enlace es:
Con amor,
Noventa PM
__________
“La Nada es ese estado
de libertad que nos proporciona
nuestro propio pensamiento. Ese
pensamiento
puesto en el Amor, en la Nada; en ese
no pensar que nos invade
y transporta.”
Shilcars
9) “La Nada”– EL CRISTO INTERNO SOMOS NOSOTROS MISMOS
3.13. EL CRISTO INTERNO SOMOS NOSOTROS MISMOS
Valga decir que lo que interesa
ahora es tomar conciencia de que nadie ni nada debe hacernos retroceder el
paso, y que nuestro camino está abierto para llegar a profundizar en la idea
del Cristo. El Cristo interno que en definitiva nos está esperando. Ese Cristo
interno que somos nosotros mismos en la profundidad de nuestra propia
consciencia.
Entonces yo preguntaría, ¿de
qué interior hablamos? Porque si entendemos que en un mundo de manifestación el
interior es nuestra consciencia, pero la consciencia no está en el mundo de
manifestación, dicho interior en realidad no existirá. Y no existirá
precisamente porque el interior no existe, y la conciencia tampoco. Porque en
la nada, nada existe.
He ahí una gran paradoja: no
existe nada para que exista todo: el ser y el no ser. Entonces, en la dualidad
del mundo de manifestación, tendremos que convenir que únicamente existe
pensamiento, aunque este tampoco exista en realidad.
3.14. LA MÚSICA PARTE DEL INFINITO
ESPACIO CREADOR
El hombre, a veces, busca en el
ruido, en la música, en el contacto con los demás, el sentirse acompañado, el
no sentirse solo. Y, a veces, busca el propio ruido para manifestarse a sí
mismo su propia existencia tridimensional.
Pero muchas veces también, a
través de la música, el hombre busca el reencuentro consigo mismo, porque la
música parte de ese infinito espacio creador en el que impera la creatividad.
De todas formas, la música del
silencio, el silencio absoluto, significa, además, que el individuo se
encuentra a sí mismo en un espacio sin tiempo, en la nada.
Esa es la música del silencio a
la que me refiero. Ese estar en un mundo completo a través de uno mismo,
sintiéndose que forma parte de todo ese infinito mundo creador.
La música del silencio es la
más perfecta sintonía que el individuo, el ser humano, el Hombre, pueda
encontrar jamás.
En este mundo tridimensional
debemos ser inteligentes y escoger aquellas melodías, aquellas notas musicales,
que van a hacernos vibrar en comunión como si de un eco universal se tratara.
Somos lo suficiente
inteligentes como para entender que una buena música, unas buenas vibraciones,
van a mejorar todo nuestro entorno, van a mejorarnos psicológicamente, van a
mejorar nuestra percepción.
Seamos lo suficientemente
inteligentes como para entender que ciertas melodías van a reencontrarse en un
punto contrario al deseado o anhelado. Con composiciones que pueden invertir
nuestro proceso evolutivo.
Ahí está la dificultad amigos.
Saber hallar música que haya sido compuesta a través de la creatividad
objetiva, a través de ese mundo infinito de percepciones en el que impera el
amor.
Porque hay mucha música en
vuestro mundo que ha sido concebida a través de medios no de tipo superior,
sino más bien favorecida con vibraciones que pueden alterar nuestro estado de
ánimo y ausentarnos de ese común denominador que es la armonía y el equilibrio.
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