domingo, 19 de mayo de 2013

59) “Psicología Transpersonal”– DESORDEN MENTAL

MENSAJES DESDE LAS ESTRELLAS
***
Hola amados Hermanos:
Comparto con cariño transcripciones de la Monografía “Psicología Transpersonal. Mensajes de Sili-Nur”, que podemos hallar en nuestra Biblioteca www.tseyor.com

El enlace es:

Con amor,
Noventa PM
__________
Digamos basta ya a la
Inexorable recurrencia de vida
tras vida en una oscuridad casi total
del individuo. Démosle la visión completa
de su panorama espiritual. Enseñémosle
los primeros pasos  a seguir
por el camino de la evolución
espiritual.

SILI-NUR

59) “Psicología Transpersonal”– DESORDEN MENTAL

 

60. DESORDEN MENTAL


Nuestro espíritu se reviste de materia regida por todo un proceso adeneístico, y en el que se configura un movimiento continuo bajo el aspecto del determinismo.

Todo ello nos dará a entender que en nosotros existe una realidad, por cuanto nuestros centros vitales así nos lo representan. Pero en el fondo no existimos como tales elementos, y sí como pensamientos individuales que forman parte de un nexo común, cual es el Espíritu Central, Absoluto o  Todo.

Encarnamos en el mundo tridimensional, en la tercera dimensión, para frecuentar un proceso y soliviantarlo en base a descargas energéticas, que pueden hacernos variar de vibración en momentos determinados de nuestra existencia tridimensional.

Dicha existencia temporal nos permite contemplarnos individualmente, formando parte no obstante de todo un proceso global u holográfico.

Mediante un traspaso energético constante y alternativo, vamos aprendiendo y asimilando una conformación determinada a un nivel energético.

Con dicha conformación, nuestros elementos o arquetipos van aflorando de una determinada manera, en función también de nuestra comprensión.
Aquí la pregunta radica en si la comprensión de nuestra experiencia vital, de nuestro deambular por este espacio físico tridimensional, se asimila a través de nuestro cerebro temporal, o bien nuestro cerebro temporal es la espita abierta hacía un mundo eterno de comprensión, y tan solo actúa en función del más o menos despierto concepto intelectual.

La pregunta también podría derivarse hacia si la comprensión absoluta de toda la base experimental, que exprofeso aplicamos en esta tercera dimensión, va a servir en su totalidad para ser asimilada completamente, o van a quedar pequeños puntos por comprender.

Otra pregunta necesaria por hacerse, es si todo ese conglomerado holístico, toda esa experimentación tratada sobre la base de unos ilusorios escenarios gráficos y virtuales, puede servir para el desarrollo y evolución de nuestro espíritu.

Y poniendo de antemano en cuestión, si nuestro espíritu en realidad lo es, o únicamente es un esquema o gajo determinado con que el Espíritu Global se alimenta o retroalimenta de todo el proceso global.
A partir de ahí, ya podríamos formularnos un montón de preguntas más. Infinitas preguntas que en la mayoría de los casos van a dar al traste con una mente racional determinista y empírica, por cuanto son preguntas a veces incontestables a través de una mentalidad sujeta solo a un tratamiento tridimensional.
Pero la formación abiótica del individuo pensante es una solución limitada aunque imprescindible, por cuanto a través de la propia necesidad de aprender y saber de lo que no se sabe, pero que se intuye que pueda existir, aparecen nuevos planteamientos que clarifican un entorno psicológico, y a la par, mejoran el rendimiento intelectual.

Un rendimiento intelectual del que no vamos a desdeñar en absoluto ni una sola migaja, pero al que no le vamos a dar valor absoluto, por cuanto es únicamente una pieza más de todo un complejo y laberíntico proceso holográfico.

En general, la conducta humana viene transcendiendo espacios virtuales. Virtuales pero de indudable interés por cuanto traen consigo la obtención de ciertos rendimientos. Dicho estímulo participará de un modo muy importante en la toma de decisiones.

El individuo empezará a darse cuenta de que por medio de su voluntad y del deseo de permanecer de forma más fehaciente en un espacio tridimensional, puede llegar a participar, de algún modo, en la formación de ciertos estímulos motivacionales que más tarde o más temprano repercutirán en su buen hacer.

Claro que no siempre los deseos se cumplen, porque en definitiva nuestro ser interior ha venido aquí, en esta tercera dimensión, para llenar aquellos espacios oscuros de conocimiento y que necesita clarificar para seguir con esa rueda de la evolución.

Así, cuando un espíritu reencarna, toma cuerpo físico en esta tercera dimensión, su conducta viene determinada por su programa o proyecto inicial que, circunstancialmente, suele variarse por determinadas conductas egoicas, y que adrede se han vertido en su propio camino para hacerle recapacitar.

En las dificultades, en los problemas, en la lucha diaria por la supervivencia por ejemplo, y también con las enfermedades, con las desdichas, con los disgustos, con la pérdida de seres queridos… el ser humano empieza a sensibilizarse y a darse cuenta de que este mundo no es solamente un hábitat previsto para identificarse en él, disfrutarlo, gozarlo, sino también que deberá existir un componente neutral pero de alguna forma importante, para que en realidad su vocación como ser humano se vea cumplida.

A lo largo del tiempo y en la medida en que el ser humano reflexiona sobre su trascendencia, sobre el motivo del por qué está aquí, de dónde viene y hacia dónde va, dichas preguntas actúan en él a modo de disparador o motivador y acertadamente o no va recibiendo respuestas.

Respuestas que como digo, acertadamente o no, resuelven de algún modo dicha temporalidad.

Respuestas afirmativas, positivas, objetivas, que le llevan por un camino de clarificación, de perfección, y sitúan al individuo en un modelo equilibrado psicológicamente.

Y además, ello actúa como trampolín para que su comprensión acceda a espacios de pensamiento más profundos y cada vez más elevados, y por ende se separa más y más de un aspecto territorial o material o de tercera dimensión, al llegar a comprender la realidad del mundo como un componente tridimensional holográfico, y por lo tanto virtual.

En el otro aspecto, el individuo, si no recapacita sobre el motivo real de su existencia material, sobre el porqué de sus circunstancias, y evita de algún modo introducirse en el campo de la introspección y la reflexión seria y profunda, y de la autoobservación de instante en instante, se halla  entonces ante un callejón sin salida.

Efectivamente, se encuentra ante una gran dificultad, para él insalvable en ciertos momentos, y opta por el camino digamos más fácil, más sencillo, más simple, pero de indudable peligro para una reflotación a un nivel espiritual, evolutivamente hablando.

Y en esa dirección tomada erróneamente o subjetivamente, el individuo va perdiendo paulatinamente su propia capacidad de raciocinio.

En el fondo el individuo necesita, y persigue de algún modo también, la razón exacta de su posicionamiento.

Es una inquietud original y determinativa, y para ello se establece un puente de unión con su propio Ser. Dicha comunión representa un antídoto ante ciertas desenvolturas erróneas.

Cuando esto último no se cumple debidamente, el individuo halla en el razonamiento intelectivo muy poca solución, por cuanto su direccionamiento está equivocado.

En ese fondo de error o subjetividad es cuando aparecen nuevos desequilibrios físicos y mentales.

En cuanto a desequilibrios físicos, podemos citar todo tipo de enfermedades, e incluso situaciones graves o irreversibles.

En el aspecto psíquico, se puede indicar la ausencia total de objetividad por un desequilibrio patente entre su yo superior e inferior.

Y así podríamos citar determinados casos que clínicamente han sido ya estudiados, y en el que corresponde destacar la apertura inadecuada del sexto sentido, que puede repercutir en un mal funcionamiento de la glándula hipófisis y favorecer la separación entre los dos caminos que conducen a la objetividad y al equilibrio.

Clínicamente se reconocen como serios casos de desenvoltura inercial producidos por un desequilibrio entre cerebro-cerebelo, ocasionando una apertura mental inadecuada: dificultades de comunicación a través del lenguaje, del pensar, del aprendizaje cognitivo, etc.

Sintomatología que va a ir sumiendo al individuo en un estado progresivo de ansiedad, de insatisfacción, de irritación, con el riesgo incluso de ir en contra del principio mismo de supervivencia.

º º º º º º º

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tus aportes son muy apreciados.