miércoles, 22 de mayo de 2013

61) “Psicología Transpersonal”– EL COSMOS

MENSAJES DESDE LAS ESTRELLAS
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Hola amados Hermanos:
Comparto con cariño transcripciones de la Monografía “Psicología Transpersonal. Mensajes de Sili-Nur”, que podemos hallar en nuestra Biblioteca www.tseyor.com

El enlace es:

Con amor,
Noventa PM
__________
Digamos basta ya a la
Inexorable recurrencia de vida
tras vida en una oscuridad casi total
del individuo. Démosle la visión completa
de su panorama espiritual. Enseñémosle
los primeros pasos  a seguir
por el camino de la evolución
espiritual.

SILI-NUR

61) “Psicología Transpersonal”– EL COSMOS


62. EL COSMOS


El Cosmos es fuente de vida. De vida eterna, puesto que su duración es infinita, porque parte del infinito espacio creador. Y en ese infinito se dan cita innumerables estados energéticos.

Y, aunque parezca que existe la paz y la tranquilidad en esos espacios siderales, en realidad no es así.

Es un caos de energía, de múltiples energías. De estados constantes de alteraciones energéticas, de púlsares que están constantemente emitiendo energía radial en toda la gama de frecuencias o de vibraciones que, hasta el infinito, podemos ser conscientes. Y de ello, la expresión de que el mundo y su universo están en constante expansión.

Claro que no es una expansión volumétrica sino esferoidal, eso es, en espiral. Esta expansión ocupa cada vez más espacio, pero en su traslación, que no en su rotación.

Si esta expansión, a la que vuestros científicos han dado como referencia, fuese literalmente descrita como expansión, entonces deberíamos tener en cuenta que nuestro volumen físico estaría también en expansión constante. Por lo tanto, seríamos más y más espaciosos cada vez, y no es así: la expansión es en espiral, lo que querrá decir que las vibraciones energéticas pasarán por diferentes dimensiones, aun estando en un espacio tridimensional.

Escogeremos un principio cual es el de la escalera en espiral -porque nos parece una expresión simbólica apropiada para explicar este proceso-, y ahí es cuando entra en movimiento y en actividad la formación de los mundos, la formación de los universos, el equiparamiento con las multidimensiones de que consta la naturaleza toda en el Universo.

Claro está: el principio del Cosmos, de este gran organismo planetario, es el mismo que en el microcosmos, porque las reglas que lo rigen son exactamente iguales e idénticas al macrocosmos. Por lo tanto, este universo que nos rodea y nos envuelve debe partir del mismo principio, eso es, del electromagnetismo.

Y en este último, actúan por consideración otros aspectos que lo hacen vivencial y físico, lo materializan, por decirlo de algún modo. Y esa materialización obedece a un trabajo atómico, a un valor atómico: se seleccionan los átomos en función de unos principios, de unos valores. Estos átomos, comprenden diferentes posiciones aritméticas y matemáticas.

Por tal motivo, el Cosmos está repleto de valores atómicos que por alguna razón se aleccionan, se seleccionan, se ordenan, se fusionan, dando paso a valores atómicos diferentes, que actuarán produciendo un valor lo suficientemente denso como para ser considerados como gases. Más tarde, estos, se corresponderán con otras densidades diferentes, transformándose en lo que conocemos como masa.

Así, nuestro Cosmos, nuestro Universo, se irá plagando de conceptos y valores atómicos indeterminados. Esta “siembra” dará lugar a creaciones, y estas, a su vez, darán paso a las estrellas, a sus planetas, a sus asteroides, a sus cometas...

Y así sucesivamente, hasta que por motivos que podríamos decir desconocidos hasta ahora, unas fuerzas inexplicablemente explicables para nuestras mentes, ordenan ese caos, lo seleccionan y lo dotan de vida y se sustentan en unos valores primigenios, atómicos, que dan lugar a la formación de diferentes capas vibracionales o dimensionales en esa circunvalación en espiral dentro de ese misterioso holograma cósmico.

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