MENSAJES
DESDE LAS ESTRELLAS
***
Hola amados Hermanos:
Comparto con cariño transcripciones de
la Monografía “Psicología
Transpersonal. Mensajes de Sili-Nur”, que podemos hallar en nuestra
Biblioteca www.tseyor.com
El enlace es:
Con amor,
Noventa PM
__________
Digamos basta ya a
la
Inexorable
recurrencia de vida
tras vida en una
oscuridad casi total
del individuo.
Démosle la visión completa
de su panorama
espiritual. Enseñémosle
los primeros
pasos a seguir
por el camino de la
evolución
espiritual.
SILI-NUR
31) “Psicología Transpersonal”– UNIFICACIÓN PLANETARIA
32. UNIFICACIÓN PLANETARIA
Nosotros no enseñamos propiamente, solo
damos referencias y procuramos con ellas que las personas, los grupos de
contacto en definitiva que están a la “escucha”, aprendan una forma nueva de
ver la vida y sus circunstancias.
Circunstancias que a veces aparecen
algo difusas y confusas también, ya que en esta época suelen disfrazarse de
apocalípticas definiciones en algunos casos y de abundante material filosófico
en otras. Y ni una cosa ni otra.
En realidad, todo es más sencillo. Lo
único que se pide es que el individuo interiorice su pensamiento. Y procure
hallarse a través de sí mismo, con ayuda de la introspección, con la ayuda de
un pensamiento puesto en aras de la búsqueda de la razón por la que está aquí,
por la que ha venido aquí.
Cualquier manifestación a experimentar
es producto de una mente que, hallándose en un punto determinado de la escala
holográfica, anhela y precisa referenciarse para progresar en el pensamiento de
perfección.
Por lo tanto tendremos que convenir
que esta realidad que nos parece tan viva y tangible, es pura ilusión, aunque
eficaz para provecho de nuestro estado evolutivo.
Por todo ello, cuando en el
pensamiento afincamos la idea de que somos esa chispa que de alguna forma ha
generado el Uno para replicarse a sí mismo y referenciarse, en definitiva se
trata de una apreciación intelectual basada en un conformismo, un determinismo,
puesto que en realidad ni eso somos. El Todo está pergeñado de la Nada. Y así,
nada es.
Mirad, hemos de empezar a ser
conscientes de nuestra nada. De que nada somos. De que nada conocemos. De que
nada sabemos.
Si queremos avanzar, subir por esa
imaginaria escala vibratoria, hemos de despojarnos de todo conocimiento
adquirido que no hayamos asimilado profundamente en nuestro interior. Todo lo
demás no nos va a servir, al contrario, va a entorpecer dicho camino evolutivo.
Por ello, ignorad pensamientos que
puedan inducir a un afincamiento de la personalidad, a un reforzamiento del yo,
en minúsculas. Porque de alguna manera estaremos dando alimento al ego, a esa
masa egoica añadida, a ese pensamiento cambiante en el cual se precisa de una
autoobservación muy profunda para conocerle y, de alguna forma, transmutarlo.
Es indudable que el ser humano de esta
generación, en ese cambio cósmico que se está generando ya, y es evidente a
escala planetaria, necesita de una transformación en sus estructuras mentales.
Y mientras estas se apoyen en muletas digamos de intelectualidad, el arrastre de
las mismas va a hacer muy difícil el desarraigo.
Está bien que conozcamos el
funcionamiento de la mecánica, de la física, de la química... Que sepamos de nuestros
antepasados, cómo pensaban, cómo veían su realidad. Está bien que conozcamos en
profundidad o no, determinados arquetipos mentales, formulismos, lenguaje, etc.
Pero lo que intento haceros comprender es que nada de todo esto va a servir
para el salto evolutivo.
Todo aquello que podemos tocar, oír,
ver; todo lo estático, físico, todo ello es falso. Porque la realidad, el campo
real al que debemos acceder por imperativo cósmico, por necesidad espiritual,
por cambio de Era, es aquello que no se ve, que parece ser no existe.
Porque trascendiendo este espacio
ilusorio hallaremos la Nada. Pero, ¡oh paradoja!, en esa Nada recrearemos
nuestra realidad. Una realidad en constante movimiento, no estática, aunque sí
rica en procesos mentales.
Sin embargo también soy consciente de
que el tema es peliagudo, nada fácil y por ello, a veces, podemos pensar que es
inalcanzable en cuanto a objetivos.
No
obstante os diré que todo planteamiento inicial puede desembocar en una
realidad palpable, si usamos del oportuno conocimiento. Y cuando hablo de
conocimiento, me refiero al conocimiento interior.
Nada es imposible si sabemos utilizar
adecuadamente las capacidades y posibilidades innatas que poseemos.
La mente es una herramienta de la que una
vez descubierta su intrínseca formación heterogénea, nos es muy válida o puede
serlo para acceder a esos otros estadios de conocimiento.
La utilidad que damos a la mente en
nuestra actual situación, es inferior a la capacidad real que de ella podemos
obtener y, sin embargo, también es cierto que nos cuesta mucho trabajo entender
algunas cuestiones que pueden hacer de nuestra propia capacidad de asimilación
esa arma indestructible, cual es el pensamiento puesto en aras de un
perfeccionamiento espiritual.
Si tenemos en cuenta que nos basamos
siempre en cuestiones referenciales, en estructuras anquilosadas en la historia
de los acontecimientos sucedidos, entonces podemos averiguar que todo eso forma
parte de un esquema mental.
Dicho esquema viene dirigido de alguna
forma por la memoria, y esta nos ayuda en el desenvolvimiento en este mundo
tridimensional: sus necesidades, su aplicación práctica, el comunicarnos con
nuestros semejantes... Todo eso es necesario que se argumente de algún modo por
medio de la memoria, puesto que sin ella nada de eso sería posible.
Ahora bien, estamos hablando de otro
tipo de participación mental. Participación en la que no se requiere de memoria,
en la que no debemos pensar. Y no infrinjo ninguna norma conductual si digo que
la memoria no debemos utilizarla, porque para el trabajo al que voy a
referirme, no se necesita memoria.
Memoria es igual a pensamiento y para
ese trabajo tan preciso, que desembocará sin duda alguna en la realidad
absoluta, la memoria, el pensamiento, el pensar en definitiva, es lo que menos
nos interesa.
Comprendamos definitivamente que
pensar e intuir son incompatibles. La inspiración, el componer una melodía, el
crear una obra de arte, etc. no precisa para ello pensamiento alguno y sí mucha
inspiración, sinónimo de imaginación creativa.
Estamos hablando pues, de imaginación.
De imaginación en mayúsculas. No confundamos con imaginación común, lo cual es
pensar en una estrategia, en un recurso económico, financiero, en cómo resolver
nuestras tareas diarias... Eso no es imaginación. Eso es otra cosa.
Me refiero a imaginación creativa si
queremos avanzar. Y estos tiempos lo son para ello, que para eso hemos venido
aquí en este tiempo, en este lugar: para avanzar juntos en la consecución de un
objetivo.
De un objetivo del todo objetivo,
valga la redundancia y sirva esta expresión para dignificar objetivamente el
rumbo que deseamos alcanzar.
Si este paso que vamos a dar todos
juntos, cuando esa masa crítica que avanza lenta pero progresivamente hacia un
contexto común de pensamiento unificado esté lista, la propia decantación
proveerá de los recursos suficientes como para que cada uno de nosotros
tengamos la suficiente habilidad y capacidad para discernir entre lo objetivo y
subjetivo, entre lo “bueno” y lo “no tan bueno”. Y este punto llegará cuando en
su momento entendamos que la inspiración es con el no pensar.
Cuando pretendamos actuar a un nivel
tetradimensional, olvidaremos cualquier referencia, cualquier pensamiento,
cualquier idea preconcebida.
Dejaremos la mente en blanco porque
ella es, como he dicho antes, la herramienta esencial que nos va a transportar
hacia ese otro mundo de color, donde la realidad se manifiesta a voluntad. Y
ese camino lo vamos a recorrer, lógicamente, con la mente en blanco. Pero con
la mente.
Así pues empecemos a pensar que esa
mente, esa herramienta tan preciosa y tan precisa que disponemos, debe
regenerarse, debe “limpiarse” de pensamientos preconcebidos. No erradicar el ego,
porque esto es un error, pero sí ser lo suficientemente hábiles como para
sortear la prepotencia egoica. Lo cual significa nuestra personalidad
multidividida.
Y en función de dicha actitud, avanzar
hacia ese mundo tetradimensional en el que podremos compartir juntos, no ya
esas esporádicas reuniones o fugaces y a veces no tan fugaces avistamientos de
nuestras naves, sino compartir como corresponde a humanos de esta generación,
de esta nueva generación en ciernes, todo el componente holográfico que nos
brinda la Comunidad.
Trabajo en el que la Confederación
está cooperando y viene haciéndolo desde hace muchos años, esperando ese
momento tan preciso y a la vez importante, cual es la unión de mentalidades.
No olvidemos que el hombre actual, el
de vuestra generación, no tiene porque permanecer en medio de ese mundo confuso
y disperso, porque en su interior anida la llama de la espiritualidad, que le
hace compatible con cualquier humano de la galaxia.
Entendamos
que el hombre está en el lugar que no le corresponde. Lo que le corresponde
ahora es que avance hacia la unificación planetaria.
º º º º
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