miércoles, 10 de abril de 2013

31) “Psicología Transpersonal”– UNIFICACIÓN PLANETARIA

MENSAJES DESDE LAS ESTRELLAS
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Hola amados Hermanos:
Comparto con cariño transcripciones de la Monografía “Psicología Transpersonal. Mensajes de Sili-Nur”, que podemos hallar en nuestra Biblioteca www.tseyor.com

El enlace es:

Con amor,
Noventa PM
__________
Digamos basta ya a la
Inexorable recurrencia de vida
tras vida en una oscuridad casi total
del individuo. Démosle la visión completa
de su panorama espiritual. Enseñémosle
los primeros pasos  a seguir
por el camino de la evolución
espiritual.

SILI-NUR

31) “Psicología Transpersonal”– UNIFICACIÓN PLANETARIA 


32. UNIFICACIÓN PLANETARIA            

                                                                                                              

Nosotros no enseñamos propiamente, solo damos referencias y procuramos con ellas que las personas, los grupos de contacto en definitiva que están a la “escucha”, aprendan una forma nueva de ver la vida y sus circunstancias.
Circunstancias que a veces aparecen algo difusas y confusas también, ya que en esta época suelen disfrazarse de apocalípticas definiciones en algunos casos y de abundante material filosófico en otras. Y ni una cosa ni otra.

En realidad, todo es más sencillo. Lo único que se pide es que el individuo interiorice su pensamiento. Y procure hallarse a través de sí mismo, con ayuda de la introspección, con la ayuda de un pensamiento puesto en aras de la búsqueda de la razón por la que está aquí, por la que ha venido aquí.

Cualquier manifestación a experimentar es producto de una mente que, hallándose en un punto determinado de la escala holográfica, anhela y precisa referenciarse para progresar en el pensamiento de perfección.

Por lo tanto tendremos que convenir que esta realidad que nos parece tan viva y tangible, es pura ilusión, aunque eficaz para provecho de nuestro estado evolutivo.

Por todo ello, cuando en el pensamiento afincamos la idea de que somos esa chispa que de alguna forma ha generado el Uno para replicarse a sí mismo y referenciarse, en definitiva se trata de una apreciación intelectual basada en un conformismo, un determinismo, puesto que en realidad ni eso somos. El Todo está pergeñado de la Nada. Y así, nada es.

Mirad, hemos de empezar a ser conscientes de nuestra nada. De que nada somos. De que nada conocemos. De que nada sabemos.

Si queremos avanzar, subir por esa imaginaria escala vibratoria, hemos de despojarnos de todo conocimiento adquirido que no hayamos asimilado profundamente en nuestro interior. Todo lo demás no nos va a servir, al contrario, va a entorpecer dicho camino evolutivo.

Por ello, ignorad pensamientos que puedan inducir a un afincamiento de la personalidad, a un reforzamiento del yo, en minúsculas. Porque de alguna manera estaremos dando alimento al ego, a esa masa egoica añadida, a ese pensamiento cambiante en el cual se precisa de una autoobservación muy profunda para conocerle y, de alguna forma, transmutarlo.
Es indudable que el ser humano de esta generación, en ese cambio cósmico que se está generando ya, y es evidente a escala planetaria, necesita de una transformación en sus estructuras mentales. Y mientras estas se apoyen en muletas digamos de intelectualidad, el arrastre de las mismas va a hacer muy difícil el desarraigo.

Está bien que conozcamos el funcionamiento de la mecánica, de la física, de la química... Que sepamos de nuestros antepasados, cómo pensaban, cómo veían su realidad. Está bien que conozcamos en profundidad o no, determinados arquetipos mentales, formulismos, lenguaje, etc. Pero lo que intento haceros comprender es que nada de todo esto va a servir para el salto evolutivo.

Todo aquello que podemos tocar, oír, ver; todo lo estático, físico, todo ello es falso. Porque la realidad, el campo real al que debemos acceder por imperativo cósmico, por necesidad espiritual, por cambio de Era, es aquello que no se ve, que parece ser no existe.

Porque trascendiendo este espacio ilusorio hallaremos la Nada. Pero, ¡oh paradoja!, en esa Nada recrearemos nuestra realidad. Una realidad en constante movimiento, no estática, aunque sí rica en procesos mentales.

Sin embargo también soy consciente de que el tema es peliagudo, nada fácil y por ello, a veces, podemos pensar que es inalcanzable en cuanto a objetivos.

            No obstante os diré que todo planteamiento inicial puede desembocar en una realidad palpable, si usamos del oportuno conocimiento. Y cuando hablo de conocimiento, me refiero al conocimiento interior.

Nada es imposible si sabemos utilizar adecuadamente las capacidades y posibilidades innatas que poseemos.

La mente es una herramienta de la que una vez descubierta su intrínseca formación heterogénea, nos es muy válida o puede serlo para acceder a esos otros estadios de conocimiento.

La utilidad que damos a la mente en nuestra actual situación, es inferior a la capacidad real que de ella podemos obtener y, sin embargo, también es cierto que nos cuesta mucho trabajo entender algunas cuestiones que pueden hacer de nuestra propia capacidad de asimilación esa arma indestructible, cual es el pensamiento puesto en aras de un perfeccionamiento espiritual.

Si tenemos en cuenta que nos basamos siempre en cuestiones referenciales, en estructuras anquilosadas en la historia de los acontecimientos sucedidos, entonces podemos averiguar que todo eso forma parte de un esquema mental.

Dicho esquema viene dirigido de alguna forma por la memoria, y esta nos ayuda en el desenvolvimiento en este mundo tridimensional: sus necesidades, su aplicación práctica, el comunicarnos con nuestros semejantes... Todo eso es necesario que se argumente de algún modo por medio de la memoria, puesto que sin ella nada de eso sería posible.

Ahora bien, estamos hablando de otro tipo de participación mental. Participación en la que no se requiere de memoria, en la que no debemos pensar. Y no infrinjo ninguna norma conductual si digo que la memoria no debemos utilizarla, porque para el trabajo al que voy a referirme, no se necesita memoria.

Memoria es igual a pensamiento y para ese trabajo tan preciso, que desembocará sin duda alguna en la realidad absoluta, la memoria, el pensamiento, el pensar en definitiva, es lo que menos nos interesa.

Comprendamos definitivamente que pensar e intuir son incompatibles. La inspiración, el componer una melodía, el crear una obra de arte, etc. no precisa para ello pensamiento alguno y sí mucha inspiración, sinónimo de imaginación creativa.

Estamos hablando pues, de imaginación. De imaginación en mayúsculas. No confundamos con imaginación común, lo cual es pensar en una estrategia, en un recurso económico, financiero, en cómo resolver nuestras tareas diarias... Eso no es imaginación. Eso es otra cosa.

Me refiero a imaginación creativa si queremos avanzar. Y estos tiempos lo son para ello, que para eso hemos venido aquí en este tiempo, en este lugar: para avanzar juntos en la consecución de un objetivo.

De un objetivo del todo objetivo, valga la redundancia y sirva esta expresión para dignificar objetivamente el rumbo que deseamos alcanzar.

Si este paso que vamos a dar todos juntos, cuando esa masa crítica que avanza lenta pero progresivamente hacia un contexto común de pensamiento unificado esté lista, la propia decantación proveerá de los recursos suficientes como para que cada uno de nosotros tengamos la suficiente habilidad y capacidad para discernir entre lo objetivo y subjetivo, entre lo “bueno” y lo “no tan bueno”. Y este punto llegará cuando en su momento entendamos que la inspiración es con el no pensar.

 Cuando pretendamos actuar a un nivel tetradimensional, olvidaremos cualquier referencia, cualquier pensamiento, cualquier idea preconcebida.

Dejaremos la mente en blanco porque ella es, como he dicho antes, la herramienta esencial que nos va a transportar hacia ese otro mundo de color, donde la realidad se manifiesta a voluntad. Y ese camino lo vamos a recorrer, lógicamente, con la mente en blanco. Pero con la mente.

Así pues empecemos a pensar que esa mente, esa herramienta tan preciosa y tan precisa que disponemos, debe regenerarse, debe “limpiarse” de pensamientos preconcebidos. No erradicar el ego, porque esto es un error, pero sí ser lo suficientemente hábiles como para sortear la prepotencia egoica. Lo cual significa nuestra personalidad multidividida.

Y en función de dicha actitud, avanzar hacia ese mundo tetradimensional en el que podremos compartir juntos, no ya esas esporádicas reuniones o fugaces y a veces no tan fugaces avistamientos de nuestras naves, sino compartir como corresponde a humanos de esta generación, de esta nueva generación en ciernes, todo el componente holográfico que nos brinda la Comunidad.

Trabajo en el que la Confederación está cooperando y viene haciéndolo desde hace muchos años, esperando ese momento tan preciso y a la vez importante, cual es la unión de mentalidades.

No olvidemos que el hombre actual, el de vuestra generación, no tiene porque permanecer en medio de ese mundo confuso y disperso, porque en su interior anida la llama de la espiritualidad, que le hace compatible con cualquier humano de la galaxia.

            Entendamos que el hombre está en el lugar que no le corresponde. Lo que le corresponde ahora es que avance hacia la unificación planetaria.

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