miércoles, 24 de abril de 2013

40) “Psicología Transpersonal”– TIEMPOS QUE CORREN I


MENSAJES DESDE LAS ESTRELLAS
***
Hola amados Hermanos:
Comparto con cariño transcripciones de la Monografía “Psicología Transpersonal. Mensajes de Sili-Nur”, que podemos hallar en nuestra Biblioteca www.tseyor.com

El enlace es:

Con amor,
Noventa PM
__________
Digamos basta ya a la
Inexorable recurrencia de vida
tras vida en una oscuridad casi total
del individuo. Démosle la visión completa
de su panorama espiritual. Enseñémosle
los primeros pasos  a seguir
por el camino de la evolución
espiritual.

SILI-NUR

40) “Psicología Transpersonal”– TIEMPOS QUE CORREN  I


41. TIEMPOS QUE CORREN  I


Existen infinitos caminos para llevar a cabo nuestra andadura y no todos se viven conscientemente.

También estamos experimentando, simultáneamente, en múltiples procesos de pensamiento. Y cabrá preguntarse si dichas experiencias en el multiverso serán también cuantificables y asumibles totalmente.

En primer lugar, nada es casual. Nada se produce al azar. Todo está establecido de antemano. La vida física tridimensional es una pura recurrencia iconográfica y más bien repetitiva.

En realidad, también, esa predestinación es acaso la prueba evidente de que nuestro acontecer deberá revivirse tantas y tantas veces como sea necesario para llegar justamente al equilibrio.

Lo mismo le sucede al hierro en la forja, que con golpes se embellece. Y detrás de esta acción se halla nuestro espíritu, quien a su vez marca las secuencias y dictamina su volumen y vibración.

En la vida diaria se tiende a resaltar todo lo visible y material, en detrimento, muchas veces, de aquellas circunstancias que repercuten en un crecimiento espiritual.

Sería interesante considerar si el proceso tridimensional no será una especie de ilusión en un determinado momento del espacio y del tiempo, y, en caso afirmativo, ¿dónde radicar la realidad auténtica?

Si analizamos la cuestión nos daremos cuenta de que nuestra vida y circunstancias y el hecho de que estemos aquí, no es representativo de nada.

Únicamente un grupo de energías de distinta vibración que observa el exterior a través de una especie de mente lenticular que se recrea simulando imágenes en 3D.

Aunque si llegásemos a consolidar la completa negación de nosotros mismos, si llegásemos a comprender que lo que pensamos que somos o creemos ser, es nada, descubriríamos que podemos llegar a serlo todo, al mismo tiempo de pertenecer al Todo. Y esto es lo importante.

Ahí se plantea una cuestión evidente y que precisamente es la clave de todas las incógnitas. Un proceso con el cual conducirnos hacia un estado de plenitud en un camino infinito hacia el Absoluto. Es indudable que me refiero al pensamiento trascendental.

Dicho pensamiento es lo verdadero, porque bebe de la fuente del Absoluto, del Infinito. Del multiverso, de las multidimensiones.

Pensamiento que en el fondo está en todas partes, en todo lugar. Instantánea y simultáneamente.

Pensamiento que en realidad nos transforma, nos libera y nos lleva hacia la autorrealización.

Pensamiento que no es energía, porque si así lo fuera estaríamos hablando de la materia, estaríamos hablando de un valor atómico determinado, y ese tipo de pensamiento está más allá del considerando atómico de la materia.

El espacio tridimensional o físico no deja de ser más que un lastre. Un peso atómico determinado que obliga a una transformación, sí, pero a una transformación densa y poco sublime.
En el fondo la gran transformación radica en otros espacios adimensionales. Porque es allí donde el pensamiento se sublima y perfecciona.
Existen dos tipos de pensamiento: el objetivo y el subjetivo.
El primero, viene dado por la razón absoluta, por la coherencia, por la inspiración, por la intuición, por la creatividad en suma.

El segundo, nos viene dado por el ego en su experiencia tridimensional, por la recurrencia, por  la repetición.

Y en esa ágora constante en la que fluctúan ambos pensamientos, se establece un punto de unión en el que prevalece siempre la razón objetiva y absoluta.

Añadir que debido a la colaboración egoica de ese pensamiento subjetivo, repetitivo y constante, llegamos a clarificar nuestro horizonte mental. Que esto significa transmutación del ego: el despertar de la conciencia.

Os contaré una historia que ocurrió en mi planeta.

En cierta ocasión estábamos todos unidos bajo el común denominador del Amor y nos preguntábamos si acaso en el Universo existiría otra fuerza distinta al Amor.

Y en ese momento ocurrió algo muy importante, y fue que nuestros espíritus vibraron en armonía conduciéndose en una sola alma hacia el infinito.

Allí pudo comprobarse que el Absoluto no es únicamente una fuerza preponderante y magnífica, sino que además incluye la pobreza de espíritu. El mal, tal y como lo conocéis en vuestras culturas.

Este hecho nos sobrecogió, porque creíamos que el Absoluto era pura perfección, sin mácula alguna de deterioro o de imperfección.

Y pudo observarse plenamente cómo, dentro de Él, se movían aquellas energías que posibilitan el hecho cierto de la imperfección.

Así, si de las tinieblas aparece la luz, si la luz es tinieblas y las tinieblas es luz, el planteamiento que podamos tener del Absoluto, Dios, El Omnipresente, el Padre, El Uno, es el de perfecto.

Totalmente perfecto por el solo hecho de que no está sujeto a la ley de causa y efecto, de la dualidad.

Esto no significa que no contenga en sí mismo e intrínsecamente el bien y el mal. Porque Él es el Creador. Él es el Absoluto. Él es quien define y divide en su momento, creando la multidimensionalidad infinita. Y es cuando se experimenta o se manifiesta la luz o las tinieblas.

Y para terminar, decir que cuidemos de nuestro pensamiento. Porque el pensamiento es lo más importante que tenemos.

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